Se denomina paella (del valenciano paella, sartén, y éste del latín patella, especie de sartén ancha) a una receta de cocina a base de arroz cocido, originaria de Valencia, concretamente de la marjal de la Albufera. Se trata de un plato humilde con enorme tradición e historia en la Comunidad Valenciana. La popularidad de este plato ha hecho que, en la actualidad, se haya expandido con gran cantidad de variantes adaptadas en los ingredientes a las diversas regiones de la cocina española. La paella es básicamente un arroz servido en Valencia que ha devenido en emblema culinario español.
La variedad de ingredientes hace que se denomine con el apelativo de preparación barroca por la disposición final en la presentación. Hoy en día resulta raro encontrar un restaurante español que no ofrezca habitualmente este plato en su menú. Su popularidad creció tanto a lo largo del siglo XX a nivel internacional que hoy en día es un plato que puede encontrarse en los restaurantes de occidente. Esta popularidad ha hecho que la paella haya ido sufriendo transformaciones desde la receta original de la paella valenciana y hayan aparecidos variantes que se resumen en paella marinera elaborada con una combinación de pescado y/o marisco y la paella mixta que consiste en una mezcla de carne y marisco (o pescado).
Historia de la paella
La paella es un plato con historia propia, que con el tiempo ha llegado a tener arraigo y carácter de plato nacional en España. Para comprender su elaboración es importante saber de su historia y orígenes, así como la de los ingredientes que la componen. Uno de los más importantes, el arroz entró en Europa procedente de Asia aproximadamente en 330 a. C., y de ahí hizo un largo periplo hasta instalarse en las costas orientales españolas. El recipiente denominado patela, no obstante, es más antiguo y data de la época de la ocupación de Hispania por el Imperio romano.
El arroz viene de Asia
La paella tiene su historia propia como plato, ligada al empleo del arroz en el área mediterránea. Este cereal (Oryza sativa) entró en Europa desde Asia donde era de uso común y fue expandiéndose a lo largo de los diversos territorios europeos, El Oriente Medio tuvo constancia de la existencia de este cereal por las rutas comerciales de Asia meridional ya en el primer milenio a. C. En el año 330 a. C. las tropas de Alejandro Magno en su incursión sobre el imperio aqueménida hasta llegar a la India abren la posibilidad a occidente de conocer el arroz. No obstante, los historiadores sostienen que el arroz pudo haber entrado en Europa por diversas rutas:
- Desde Persia al Antiguo Egipto a lo largo del siglo IV a. C. y siglo I a. C.
- Desde la Antigua Grecia o Egipto a España y Sicilia en el siglo VIII.
- Desde Persia a España en el siglo octavo y luego a Italia entre los siglos XIII y XVI.
El imperio otomano llevó el arroz desde Persia a los Balcanes.Cabe la posibilidad de exportaciones directas desde Asia a Europa. Pero esto no quiere decir que existieran platos con arroz, el mismo Marco Gavio Apicio en su «De re coquinaria» menciona el arroz como un almidón desleído en agua. El arroz era habitual en forma de gruel servido junto con leche (generalmente de cabra) y a veces empleado como prescripción médica. El arroz no fue cultivado en Egipto en grandes cantidades hasta la llegada de los árabes.Principalmente era importado y se empleaba para hacer pan junto con otros cereales.
Periodo andalusí
Durante el periodo del Al-Ándalus en España se mejoraron los sistemas de riego usados por los pueblos ubicados a lo largo de la costa mediterránea, esta nueva situación benefició el cultivo del arroz. Se empleaban por aquella época sistemas basados en el qanat con el objeto de llevar el agua desde las colinas y poder irrigar el llano colindante. La cocina de al-Ándalus tenía como ingredientes habituales que habían traído al territorio europeo, y eran: el arroz, el sorgo, el azúcar de caña, las espinacas, la berenjena, la sandía, el limón, el melocotón y la naranja. Es posible que el arroz ya se cultivase en España con anterioridad a la llegada de los musulmanes, pero son estos avances y la demanda de una nueva dieta la que hace que sea posible cultivar grandes cantidades de arroz. Prueba de que se cultivaba arroz en la península en las costas del levante es que cuando Jaume I el Conquistador) entra en Valencia en el año 1238 manda quitar los arrozales cercanos a la ciudad con objeto de no se propaguen enfermedades y limita su cultivo tan sólo al área de La Albufera. Los reyes de aquella época prohibieron repetidas veces el cultivo del arroz en la zona alejándola de la ciudad.
Los árabes del al-Ándalus trajeron además el cultivo así como el comercio del azafrán (véase también: Historia del azafrán), dos siglos después de la conquista de España, se empezó a plantar de nuevo el azafrán al sur de las provincias de Andalucía, Castilla, La Mancha y Valencia. Dos de los ingredientes esenciales de la paella llegaron a tener relevancia en los cultivos de la zona de la costa debido a la invasión musulmana de la Península Ibérica. Para los investigadores culinarios la paella es una unión entre los romanos que trajeron el recipiente (la platina y la aegineta) y los moriscos que portaron el arroz a las tierras españolas para su cultivo.
Tras los moriscos
La expulsión de los moriscos por los Reyes Católicos el 14 de febrero de 1502 deja en la región costera el conocimiento del cultivo del arroz. Pero sin embargo poco se habla de arroz en Valencia en el siglo XV. Algunos autores mencionan lo burdo del grano de arroz empleado, todavía provisto de su cáscara. Es muy posible, no obstante, que fuera resurgiendo su consumo en las zonas rurales de Valencia, entre los siglos XV y XVI, por la necesidad y demanda de campesinos y pastores de una comida fácil de transportar y cocinada con los ingredientes que tuvieran a mano o, simplemente, que fueran fáciles de adquirir en las zonas cercanas. Estos toscos arroces poco tienen que ver con la actual paella. No obstante en los viejos recetarios de la época se continuaba empleando el arroz como harina en la elaboración de purés. Un ejemplo puede verse en Ruperto de Nola que en su libro «Libro de manjares, guisados y potajes», apenas hace mención de este ingrediente y mucho menos de un plato similar. No hay referencias a guisados con arroz en el Llibre de Sent Soví del año 1324 donde aparece una referencia a una receta de arroz y leche de almendras.
El cocinero italiano Bartolomeo Scappi menciona en su libro «Opera dell’arte del cucinare» diversas recetas de platos con este cereal. Uno de los mencionados es el Riso a la Italiana elaborado con un caldo de carne, sin indicar las características finales del plato. La proliferación de estas preparaciones proviene, no de la influencia morisca de Sicilia, sino de los mercaderes venecianos. Esto indica que los platos con arroz eran ya populares entre la población mediterránea de finales del siglo XV, comienzos del XVI. De esta época data igualmente el risotto italiano. La capacidad del arroz de «retener aromas» hiciera, quizás por estas épocas iniciales, que se elaborasen recetas con menudillos cocidos en un caldo, en lo que se denominaba morterol (precursor del actual morteruelo). Los recetarios medievales tardíos empiezan a mencionar la preparación de un menjar blanc compuesto de una mezcla de arroz y pechuga de pollo.
Ya en el siglo XVI se tiene noticia del cultivo de arroz en Valencia por Francisco de Paula Martí que escribe un pequeño tratado que se acaba anexando a un estudio denominado «Agricultura General» de Gabriel Alonso de Herrera, este libro se publica en 1513, cuya versión reeditada por la Sociedad económica Matritense vuelve a salir en 1818. En ella menciona el cultivo de arroz de regadío en Valencia, menciona su blanqueado y limpiado de su cascarilla (mediante garbilladores), sus usos. Francisco de Paula menciona en su pequeño folleto acerca del uso y consumo del arroz:
Esta descripción muestra ya como era famoso el plato a comienzos del siglo XVI, y de como era replicado el plato en otras regiones españolas. Resulta curioso ver que la palabra ‘paella’ no aparece en el texto citado, en su lugar menciona «arroz valenciano». Las regiones que intentaron copiar la receta sin éxito desde el punto de vista de Francisco de Paula Martí sería Cataluña, Alicante y Murcia, lugares de España donde se hacen también platos con arroz. Cabe destacar como curiosidad que algunos viajeros extranjeros que vinieron a España durante el siglo XVIII y XIX no mencionan la paella, uno de ellos Alexandre Dumas a pesar de haber recorrido España, a mediados del siglo XIX en su Le Grand Dictionnaire de Cuisine no dedica entradas a este plato. Sin embargo Richard Ford un viajero inglés, con curiosidades culinarias, al pasar por Valencia describe un arroz como: «sol i separat«. a pesar de ello los cronistas locales ya empiezan a mencionar el plato y a distinguir entre paella y paelleta. El número de recetas con arroz va creciendo desde el siglo XVI hasta la modernidad.
La modernidad
La primera cita documentada de la paella (o arroz a la valenciana) en aparece en un manuscrito de recetas en catalán del siglo XVIII, donde ya se distinguen aspectos técnicos acerca de su elaboración, remarcando lo seco que debe quedar, y se distingue entre el «arroz a la catalana» o «a la valenciana». Los arroces del delta del Ebro empiezan a ser nombrados en la literatura.
La popularidad del plato en las costas españolas es muy elevada en el territorio español ya finales del siglo XVIII, pero a pesar de ello el famoso cocinero francés Auguste Escoffier al escribir un folleto sobre arroces ignora el plato valenciano.La receta se hace popular en Bélgica donde se denomina Riz a la Valenciennes y este plato se haría posteriormente popular en Bruselas (Paella Grand Royale).
Ya a mediados de siglo XVIII la influencia de la cocina francesa sobre la española hace que la denominación de arroz a la valenciana figure en un menú de celebración/homenaje del diputado en cortes Sr. Pedregal como Riz a la Valenciennes en lugar de su denominación castellana o valenciana. Ya a comienzo del siglo XIX la paella formó parte de las costumbres de todos los estamentos sociales en Valencia y fue en esta época cuando empezó a tomar significado de un alimento familiar, servido en una mesa redonda. Símbolo de reunión familiar. La paella y las variantes típicas de arroces es la única forma que se tenía en España de comer arroz, se sabe que apenas se comía arroz blanco. La paellización de la cocina valenciana ocurre en un instante entre el siglo XVIII y XIX debido al incremento espectacualr de la producción de la graminea. En el año 1896, el francés Eugène Lix ya filma, por primera vez, la realización de una paella en Valencia.
Su expansión – Su imitación
La aparición en 1885 de un libro titulado «Novísimo manual práctico de cocina española» muestra ya una divergencia clara en la receta original de la paella. La paella viviría una expansión ya a comienzos del siglo XX. Un ejemplo de ello puede verse en que a comienzos de siglo una variante de la misma se sirve en Nueva York con la denominación «arroz con pollo», (servido en el Delmonico’s Restaurant) al que fue muy aficionado el presidente Franklin D. Roosevelt. En otros lugares del mundo como los restaurantes parisinos se sirve, en soho de Londres. A lo largo del territorio español la paella se va transformando, la inclusión de ciertos elementos como salchichas de Frankfurt se remonta a la época del franquismo, en algunos casos llegando a emplear como ingrediente el chorizo. En Barcelona de comienzos del siglo XX, un dandy llamado Juli Maria Parellada hace popular una paella con los ingredientes completamente mondados: paella Parellada.
Desde Europa el arroz viaja a Latinoamérica, y crea algunos platos similares de gran popularidad como es el arroz con pollo, en algunos casos se considera una variante de la española paella. En la cocina del Sur de Estados Unidos influencia la composición de platos de arroz típicos como la jambalaya, que algunos autores discuten ser más parecido al pilaf que a la paella misma. El boom turístico en España de la década de los 60 hace que los turistas de otros países, al pasar vacaciones en las costas españolas, prueben el plato y generen una demanda que se extienda por todo el país, incluso por las zonas no costeras como es el caso de Madrid. Este fenómeno hizo que se expandiese más allá de las fronteras y que se llegase a conocer este plato en el mundo.
Descripción de la receta original
El origen exacto del plato está casi con seguridad en la zona arrocera próxima al lago de la Albufera, donde está documentada su existencia ya en el s. XVIII. La geografía de la región propició la utilización de unos ingredientes determinados en la elaboración del plato. Según Dionisio Pérez la verdadera paella contiene: anguila, caracoles y judías verdes. Menciona una cacerola especial de fondo ligeramente convexo y debe ser elaborada con una fuente calorífica a base de fuego de leña. Debe comerse sin pan, sino «tirando bocado a una cebolleta».
Es posible que, la falta de estos elementos originarios en cada región de valencia, acabara haciendo «ensayar» a los cocineros con otros ingredientes lugareños, como pueden ser carnes, mariscos, pescados, etc. Este fenómeno hizo que finalmente la paella fuera diversificándose en sus ingredientes. Al ser la Comunidad Valenciana una zona pobre en ganadería los animales disponibles para la alimentación eran los de granja como el conejo y el pollo. El entorno natural de la Albufera posibilitaba la adición ocasional de pato, si bien en mucha menor cantidad que de los otros dos debido a su mayor contenido graso.
Ya en 1513 el agrónomo Francisco de Paula Martí menciona en su pequeño folleto (en uno apartado sobre el uso del arroz), una de las primeras rectas del arroz a la valenciana:
«Para que el arroz a la valenciana salga como le hacen aquellos naturales, es preciso que se cueza a fuego muy activo, prefiriendo el de llama, a fin de que no se interrumpa el hervor. Para saber la cantidad fija de caldo que se necesita, sea cual fuere la que se pretenda guisar, llevan generalmente la regla de removerlo con una cuchara de palo, y antes que se repose enteramente, la plantan en el centro de la vasija, y si se mantiene sin movimiento le añaden algo mas (de caldo), y repiten lo mismo hasta que la cuchara se tartalee sin caerse, que es cuando tiene suficiente. Activan la lumbre para que levante pronto el hervor, y procuran sostenerla hasta que el caldo está cerca de consumirse, y entonces prueban el grano a fin de ver sí está bien penetrado hasta el corazón. Si lo está, lo separan del fuego inmediatamente, lo dejan reposar, y aquella pequeña porción de caldo la absorbe, y queda entero, bien cocido, esponjada y suave al paladar; pero si se observa al probarlo que todavía está algo duro, le añaden algo mas de caldo, procurando que esté caliente para que no se interrumpa el hervor; porque si esto sucede, el resultado es deshacerse sin que se consiga el que se penetre, quedando duro el; corazón del grano. Casi nunca es necesario añadirla mas caldo que el que dijimos al principio, y si acontece alguna, vez es porque el arroz está muy bien granado, y necesita algo mas de humedad para penetrarse bien. Las demás circunstancias del condimento quedan al arbitrio del que lo guisa y será tanto mejor cuanta mas delicada la sustancia que contenga, como queda insinuado».Francisco de Paula Martí (1513)
Este pequeño ensayo del siglo XVI ya explica el problema de la cocción del arroz y quiere indicar la raíz del cocinado de este plato. Ya en 1745 Juan de Altimiras en su libro «Nuevo arte de cocina» describe recetas para preparar «arroz con anguilas». Sea como sea la receta de Francisco de Paula Martí se acerca bastante a la definición de paella valenciana que se tiene en la actualidad. Para algunos investigadores modernos la paella es un «concepto» ligado más al instrumento con el que se cocina el arroz que la receta.
Recipiente usado para la paella
La denominación de la paella procede del recipiente en que se prepara. Su origen latino lo identifica, la sartén en latín es patella, hay autores que identifican la denominación del plato con la ausencia de la ‘t’ y de esta forma queda: pattella. La palabra paella en valenciano significa sartén y fue tomada del francés a finales del siglo XVI.La palabra paella fue sinónimo en español de arroz valenciano (o arroz a la valenciana) a partir del 1900. El recipiente (paella) fue el que prestó su nombre al plato cocinado con el mencionado utensilio, a causa de la reticencia retórica derivada de ‘arroz en paella’ (o incluso ‘arroz a la paella’). A pesar de ello, fuera de la Comunidad Valenciana es común referirse al utensilio de cocina como «paellera». La Real Academia Española admite ambos vocablos. Existen denominaciones de la sartén en castellano antiguo como padiella o paellon en Toledo (1434) al indicar la sartén. Algunos autores como fray Luis de León mencionan payla en alguna de sus obras. En la cocina existen casos de platos que se han acabo denominando igual que los recipientes sobre los que se cocina, ejemplos son la olla (usado antiguamente como cocido), el tajine marroquí, los wok thailandeses, etc.
La paella es una especie de sartén generalmente de hierro (las de hierro colado son más apreciadas) o acero, ancha con dos o más asas pequeñas, poca profundidad y gran superficie. Esta proporción mantiene los ratios de evaporización adecuados. Por se eso se dice que debe tener mucho diámetro y poco fondo. Su profundidad no suele ser mayor que unos cinco o seis centímetros y su diámetro varía dependiendo del número de comensales siendo, por ejemplo, la de cuarenta centímetros de diámetro adecuada para cuatro comensales. Puede estar, no obstante entre los 10 a 90 cm de diámetro. El recipiente es una sartén sin mango, en cuyo lugar se le han fijado dos asas, una a cada lado, que ayudan a afianzarlo. Su diseño plano y de poca profundidad favorece una evaporación rápida y uniforme del caldo, característica necesaria para la preparación correcta de la paella. La primera vez que se adquiere una paella debe ser lavada con vinagre y gravillas para evitar el sabor metálico, durante su almacenamiento basta harina o sal refinada, las propiedades higroscópicas hacen que absorban la humedad, nunca en aceite ya que acaba proporcionando un aroma rancio.
En España es fácil adquirir uno de estos recipientes, suelen comercializarse de dos tipos: con el acero a la vista (sin recubrimiento) y antiadherentes (suelen tener un recubrimiento negro y ‘puntos blancos’). Existen también paellas de aluminio. En la actualidad se comercializan unas paellas con resistencias eléctricas que permiten realizar el plato con una fuente de calor artificial sin necesidad de fuego.